Lavanda, romero y malva

Me he dedicado durante meses a recolectar flores, plantas, cáscaras y semillas tintóreas con el deseo de experimentar con los tintes botánicos.

El proceso ha sido todo un ritual, investigar, leer, oler recolectar, limpiar y reservar con mucha, muchísima paciencia (soy de naturaleza inquieta)  hasta tener la cantidad adecuada para poder iniciar con la experimentación.

Recolectando hojas de Laurel.

Granada, lavada, laurel y agucate

El siguiente paso es la extracción del color, cosa que resultó ser magia pura, el ver como de una hoja verde, cáscara seca color marrón o semilla se despide un color totalmente inesperado y muy intenso.  En este paso pude descubrir que el resultado siempre será una sorpresa y que repetir una tonalidad es prácticamente imposible los colores varían de la especie, la tierra de la cual provienen, el agua, si la hoja es fresca o seca etc etc.

Se prepara la tela con anticipación para que sus fibras absorban muy bien el color, una vez hecho esto llega el momento de teñir, hice muchas, muchas, muchísimas pruebas tantas que semanas después mi casa aun tenía olor a bosque. 

Hoja de laurel en forma de corazón.

 

El resultado final una paleta de colores pasteles empolvados, tonos tierra, únicos y muy otoñales. Cada tejido reacciona de forma diferente ante el proceso de teñido, dentro de la misma olla  puede ir algodón, lino y seda y los tres quedarán completamente diferentes.

Paleta de colores botánicos.

Color extraído de laurel sobre seda.

Seda.

Turbante tintado con hojas de laurel.

Estoy muy contenta y satisfecha con el resultado. 

Todos los tejidos teñidos en algodón orgánico se han convertido en turbantes y servirán para un proyecto solidario a favor de Oncolliga fundación sin ánimo de lucro que brinda apoyo a todas las personas y familias que se ven afectadas por el cáncer. 

Me he enamorado profundamente de este proceso ha sido muy enriquecedor y terapéutico.  Seguiré practicandolo para aplicarlo sobre diademas y Mini Mirandas!! 

Marcela.